Aida

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Aida
Ópera en cuatro actos (1871)
Música de Giuseppe Verdi
Texto de Antonio Ghislanzoni según un escenario de François Auguste Ferdinand Mariette

 

Duración: aproximadamente 3 horas y 10 minutos, con un intermedio después del acto II
Idioma: interpretada en italiano con subtítulos en alemán e inglés
Edad recomendada: a partir de 15 años

 

Aida es una esclava en la corte egipcia. Es hija del rey del país enemigo, Etiopía, pero se ha enamorado del líder militar egipcio Radamés. Su padre, Amonasro, la utiliza para obtener información sobre la estrategia militar de sus adversarios. Mientras tanto, Amneris, la hija del rey egipcio, hace todo lo posible por luchar por el amor de Radamés e intenta eliminar a su rival. Todos están a merced de un despiadado cartel de sacerdotes y guerreros.

 

En el apogeo del imperialismo europeo y al inicio de la colonización africana, Aida se estrenó en El Cairo en diciembre de 1871. De forma notable, la partitura de Verdi muestra que su objetivo no era poner en música la historia, sino criticar una sociedad inhumana. En su puesta en escena de Aida, el director Calixto Bieito se centra en los pasajes de cámara de la ópera, así como en el conflicto entre los acontecimientos políticos de la época de su estreno y los del presente.

 

 

Argumento

 

Acto I

Escena 1: Un salón en el palacio del Rey; a través de la puerta trasera se ven las pirámides y los templos de Menfis

Ramfis, el sumo sacerdote de Egipto, le dice a Radamés, el joven guerrero, que la guerra con los etíopes parece inevitable, y Radamés expresa su esperanza de ser elegido como comandante egipcio. (Ramfis, Radamés: Si, corre voce I'Etiope ardisca / "Sí, se rumorea que Etiopía se atreve de nuevo a desafiar nuestro poder").< Radamés sueña tanto con obtener la victoria en el campo de batalla como de Aida, la esclava etíope a la que ama en secreto. Canta «("Celeste Aida")». Se trata de una página en cuyo recitativo «se quel guerrier io fossi» oímos al militar que espera ser designado caudillo de su pueblo en la guerra contra los etíopes. Luego se expresa el enamorado: la gloria que anhela le servirá para coronar a Aida y subirla a «un trono junto al sol». Aida, que está también en secreto enamorada de Radamés, es la hija capturada del rey etíope Amonasro, pero sus captores egipcios no son conscientes de su verdadera identidad. Su padre ha invadido Egipto para liberarla de la esclavitud.

 

Amneris, la hija del rey egipcio entra en el salón. Ella también ama a Radamés, pero teme que su corazón pertenezca a alguien más (Radamés, Amneris: Quale insolita gioia nel tuo sguardo / "En tu mirada veo una alegría insólita").

Entonces aparece Aida y, cuando Radamés la ve, Amneris se da cuenta de que él parece perturbado. Ella sospecha que Aida puede ser su rival, pero es capaz de esconder sus celos y se acerca a ella (Amneris, Aida, Radames: Vieni, o diletta, appressati / "Ven, querida mía, acércate").

 

El rey entra, junto con el Sumo Sacerdote, Ramfis, y toda la corte del palacio. Un mensajero anuncia que los etíopes, liderados por el rey Amonasro, marchan hacia Tebas. El rey declara la guerra y proclama a Radamés para ser el hombre elegido por la diosa Isis como líder del ejército (El rey, Mensajero, Radamés, Aida, Amneris, coro: Alta cagion v'aduna / "Oh el destino se cierne sobre Egipto"). Al recibir el mandato del Rey, Radamés se encamina al templo de Ptah para tomar las armas sagradas (El rey, Radamés, Aida, Amneris, coro: Su! del Nilo al sacro lido / "¡Arriba! Del sagrado río Nilo, guardad las orillas").

 

La escena finaliza con Aida sola en el salón, cantando Ritorna vincitor / "Regresa vencedor", en la que se siente dividida entre su amor como hija, la lealtad a su país y el amor por Radamés, haciendo suyas las palabras con que los egipcios saludan a Radamés, recién nombrado general del ejército, deseándole la victoria. Ella también quiere el éxito de su amado y supone, al tiempo, la derrota de su padre Amonasro, rey de los etíopes. Amor y deber patrio luchan en el corazón generoso de la angustiada joven, que al final de la página ruega compasión a los dioses («Numi, pietà»).

 

Escena 2: Dentro del Templo de Ptah

En el templo de Ptah, en Menfis, los sacerdotes invocan la ayuda de los dioses a través de solemnes ceremonias y danzas (Suma Sacerdotisa, coro, Radamés: Possente Ftha...Tu che dal nulla / "Oh, todopoderoso Ptah."), a lo que sigue el nombramiento de Radamés como jefe del ejército. (Suma Sacerdotisa, coro, Radamés: Immenso Ftha .. Mortal, diletto ai Numi / "Oh todopoderoso, ¡cuida y protege!"). Todos los que están presentes en el templo rezan por la victoria de Egipto y la protección de sus guerreros (Nume, custode e vindice/ "Escúchanos, oh deidad guardiana").

 

Acto II

Escena 1: Sala privada de Amneris

Se desarrollan danzas y música para celebrar la victoria de Radamés (Coro, Amneris: Chi mai fra gli inni e i plausi / "Nuestras canciones alaban su gloria"'). Sin embargo, Amneris aún duda sobre el amor de Radamés y se pregunta si Aida está enamorada del joven guerrero. Intenta olvidar sus dudas, entreteniendo su corazón preocupado con la danza de esclavas moras (Coros, Amneris: Vieni: sul crin ti piovano / "Venid, vosotras de mechones largos y sueltos").

 

Cuando Aida entra en la cámara, Amneris pide que todo el mundo se marche. Se produce el enfrentamiento entre Aida y Amneris: la princesa egipcia interroga con astucia a la esclava que, involuntariamente, descubre su amor por Radamés. (Amneris, Aida: Fu la sorte dell' armi a' tuoi funesta / "El resultado de la batalla fue cruel para tu pueblo..."). El contraste entre las tesituras de las dos voces (soprano y mezzosoprano), la sutilezas de la orquestación y el empleo de los temas musicales asociados a los dos personajes son elementos manejados por Verdi de modo admirable. D.: En la sorte dell'armi [La suerte de las armas] Amore! Amore!; E vero, io l'amo; Alla pompa; Numi, pietà [¡Amor, amor!; Es cierto, lo amo; A la pompa; Dioses, piedad].

 

Esta confesión encoleriza a Amneris, quien se revela como su rival y planea vengarse de Aida. Ignorando las peticiones de Aida, (Amneris, Aida, coro: Su! del Nilo al sacro lido / "¡Arriba! en las orillas sagradas del Nilo") Amneris la deja a solas en la cámara.

 

Escena 2: La gran puerta de la ciudad de Tebas

Radamés regresa victorioso y las tropas marchan dentro de la ciudad. Se desarrolla una escena de enorme espectacularidad que sirve de justificación a colosales montajes. El coro inicial (Gloria all'Egitto, ad Iside / "Gloria a Egipto, ¡a Isis!") fue adoptado por el jedive que encargó la ópera a Verdi como himno nacional, y se ha convertido en uno de los pasajes corales más representativos de la época.

 

El rey de Egipto decreta que en este día el triunfante Radamés puede tener lo que desee. Los cautivos etíopes están reunidos y Amonasro aparece entre ellos. Aida inmediatamente se aproxima a su padre, pero sus verdaderas identidades aún son desconocidas para los egipcios, excepto por el hecho de que son padre e hija. Amonasro declara que el rey etíope (él mismo) ha resultado muerto en la batalla. Aida, Amonasro y los etíopes capturados ruegan al rey egipcio que se apiade de ellos, pero los egipcios piden su muerte (Aida, Amneris, Radamés, el rey, Amonasro, coro: Che veggo! .. Egli? .. Mio padre! .. Anch'io pugnai / "¿Qué veo?.. ¿Es él? ¿Mi padre?").

 

Como recompensa por parte del rey, Radamés le ruega que no mate a los prisioneros y los libere. Agradecido, el rey de Egipto declara que Radamés será su sucesor y el prometido de su hija (Aida, Amneris, Radamés, el rey, Amonasro, coro: O Re: pei sacri Numi! .. Gloria all'Egitto / "Oh Rey, por los dioses sagrados..."). Aida y Amonasro permanecen como rehenes para asegurar que los etíopes no se vengarán de su derrota.

 

Acto III

Se dicen oraciones (Coro, Ramfis, Amneris: O tu che sei d'Osiride / "Oh tú que perteneces a Osiris...") en la víspera del matrimonio entre Amneris y Radamés en el Templo de Isis. Fuera, Aida espera encontrarse con Radamés tal como habían planeado (Aida: Qui Radames verra .. O patria mia / "Oh, ¡mi amada patria!"), en la que la joven recuerda su tierra natal, que nunca volverá a ver. Esta romanza no figuraba en el estreno de El Cairo y Verdi la escribió para la soprano Teresa Stolz.

 

La inspiración de Verdi y su talento como orquestador y dramaturgo alcanzan en el acto tercero un punto culminante. Casi todo el acto está dominado por Aida, casi omnipresente, lo que plantea a su intérprete un arduo problema: dos espléndidos y largos dúos —con su padre primero y con Radamés después— someten a durísima prueba su capacidad musical y su preparación técnica.

 

Amonasro aparece y obliga a Aida a que averigüe a través de Radamés dónde se encuentra el ejército egipcio (Aida, Amonasro: Ciel, mio padre! .. Rivedrai le foreste imbalsamate / "¡Cielo, padre mío!... De nuevo tienes que ver."). Cuando él llega, Amonasro se esconde detrás de una roca y escucha su conversación.

Radamés confirma que Aida es la persona con la que se casará (Pur ti riveggo, mio dolce Aida .. Nel fiero anelito; Fuggiam gli ardori inospiti .. La, tra foreste vergini / "Te veo de nuevo, ¡mi dulce Aida!"), y Aida lo convence para huir al desierto con ella.

 

Para que sea más fácil escapar, Radamés propone que usen una ruta segura sin ningún temor a ser descubiertos y también revela el lugar donde su ejército ha decidido atacar. Al oír esto, Amonasro sale de su escondite y revela su identidad. Radamés se siente deshonrado. Al mismo tiempo Amneris y Ramfis dejan el templo y, al ver a Radamés con su enemigo, llama a los guardias. Amonasro y Aida intentan convencer a Radamés de que se escape con ellos, pero él lo rechaza y se rinde a los guardias imperiales.

 

Acto IV

Escena 1: Salón en el Templo de la Justicia. A un lado está la puerta que lleva a la celda de la prisión de Radamés.
Destaca la gran escena de Amneris, empieza con ella cantando sola (L'aborrita rivale a me sfuggia / "Mi odiada rival se ha escapado") desea salvar a Radamés. Dice que se lo lleven y entonces sigue la escena con ella y Radamés. Le pide a Radamés que niegue las acusaciones, pero Radamés lo rechaza. El joven, traidor involuntario a su patria y sin posibilidad de recuperar a Aida solo desea morir. Seguro de que, como castigo, será condenado a muerte, Amneris le pide que se defienda, pero Radamés lo rechaza firmemente. Él se siente aliviado al saber que Aida aún está viva y confía en que ella haya llegado a su propio país (Amneris, Radamés: Gia i Sacerdoti adunasi / "Ya los sacerdotes se están reuniendo"). Amneris se siente herida por su decisión.

 

Sigue el juicio de Radamés, que tiene lugar fuera del escenario; él no responde a las acusaciones de Ramfis y es condenado, mientras Amneris, que continúa en escena, ruega a los sacerdotes que muestren su piedad. Lo sentencian a morir enterrado vivo, y entonces Amneris llama a los sacerdotes de Isis «tigres sedientos de sangre» (Escena del juicio, Amneris, Ramfis y coro: Ahime! .. morir mi sento / "Ay... Siento la muerte").

 

Escena 2: La porción inferior del escenario muestra el subterráneo en el Templo de Ptah; la porción superior muestra el primer piso del templo.

Radamés ha sido llevado al subterráneo del templo y sellado en una oscura bóveda, está enterrado vivo. Cree que está solo y confía en que Aida esté en un lugar más seguro. Pero oye un suspiro y descubre en la tumba a su amada, quien se ha escondido en la bóveda para morir con Radamés (Radamés y Aida: La fatal pietra sovra me si chiuse. / "La piedra fatal ahora se cierra sobre mí"). Aceptan su terrible destino, unen sus voces en el célebre «O terra, addio» (Radamés: Morir! Si pura e bella / "¡Morir! ¡Tan pura y bella!") y se despiden de la tierra y sus penas.

 

Por encima de la bóveda en el templo de Ptah, Amneris, impotente y profundamente dolorida, implora a Isis para que su adorado Radamés pueda descansar en paz, ignorando que en su tumba Aida lo acompañará eternamente. En el subterráneo, Aida muere en los brazos de Radamés. (Coro, Aida, Radamés, Amneris: Immenso Ftha / "Todopoderoso Ptah").

Programa y reparto

Dirección musical: John Fiore
Dirección escénica: Calixto Bieito
Escenografía: Rebecca Ringst
Vestuario: Ingo Krügler
Iluminación: Michael Bauer
Video: Adrià Reixach
Preparación del coro: Dani Juris

 

El Rey: Dominic Barberi
Amneris: Marina Prudenskaya
Aida: Marina Rebeka
Radamès: Yusif Eyvazov
Ramfis: René Pape
Amonasro: Gabriele Viviani
Sacerdotisa: Sonja Herranen
Un Mensajero: Álvaro Diana

 

Coro Estatal, Staatskapelle Berlin

Ópera estatal Unter den Linden

Staatsoper Unter den Linden es una de las casas de ópera más prestigiosas de Berlín, con una rica historia y un impacto cultural significativo.

 

Historia:
La Staatsoper Unter den Linden fue construida originalmente entre 1741 y 1743, bajo la dirección del arquitecto Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff. Fue encargada por Federico II de Prusia y se llamaba inicialmente Königliche Oper (Ópera Real). La casa de ópera ha pasado por varias renovaciones y reconstrucciones, especialmente después de los daños de la Segunda Guerra Mundial. Se reabrió en 1984, después de una importante renovación.

 

Construcción:
El diseño original se caracterizaba por su estilo barroco, con una elegante fachada y una gran entrada. El edificio fue reconstruido en las décadas de 1950 y 1980, manteniendo su exterior clásico mientras que el interior se modernizó. La fachada presenta un pórtico clásico con seis columnas corintias y un prominente frontón central.

 

Interior:
El interior es conocido por su diseño opulento y clásico. El auditorio es famoso por su acústica y grandeza, con asientos de terciopelo lujosos y decoraciones elaboradas. El escenario y las áreas de asientos se han actualizado para cumplir con los estándares modernos, mientras se preserva la estética histórica.

 

Conciertos y Espectáculos:
La Staatsoper Unter den Linden acoge una variedad de actuaciones, incluyendo óperas, conciertos orquestales y ballet. Es el hogar de la Staatskapelle Berlin, una de las principales orquestas de Alemania. La casa de ópera es célebre por sus producciones de alta calidad y su papel en la vibrante escena cultural de Berlín.

 

RECORRIDO
La Staatsoper Unter den Linden es completamente accesible sin barreras gracias a sus excelentes conexiones de transporte público.

DIRECCIÓN: Unter den Linden 7; 10117 Berlín

S-BAHN
S+U Friedrichstraße (S1, S2, S5, S7, S25, S75)

 

METRO
Hausvogteiplatz (U2)
Museumsinsel (U5)
Stadtmitte (U2, U6)
Unter den Linden (U5, U6)

 

AUTOBÚS
Staatsoper (100, 245, 300)
Unter den Linden/Friedrichstraße (100, 147, 245, 300, N6)

 

ESTACIONAMIENTO
Q-PARK aparcamiento Unter den Linden/Staatsoper
Bebelplatz, 10117 Berlín
En el aparcamiento subterráneo hay cinco estaciones de carga para vehículos eléctricos. Más información está disponible aquí.

El aparcamiento subterráneo en Bebelplatz ofrece espacios para personas con discapacidad y acceso directo a la ópera. Al entrar en el aparcamiento entre las 17:30 y las 23:30, la tarifa máxima de estacionamiento es de 7 €. Para usar esta tarifa, inserte su ticket de estacionamiento en una de las máquinas de pago y el mensaje «Tarifa de teatro» aparecerá en la pantalla. Tenga en cuenta que no es posible utilizar la tarifa si entra al aparcamiento antes de las 17:30, por lo que no se mostrará en la pantalla. CONSEJO: Si paga la tarifa de teatro en la máquina antes del evento, podrá evitar esperas innecesarias después del espectáculo.

Wikipedia
© Herwig Prammer
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